UNA
PASTILLA MÁS
“Nunca habrá lágrimas suficientes para llorar la muerte de un
joven”
Sólo
una pastilla más, sí, eso fue lo que dije a mis amigos: solo una pastillas más
y no volveré a consumir otra. Pero como siempre, nunca pude dejar de consumir drogas.
¿Cómo
me inicié? Alguien un día en el baño del colegio me ofreció después de un
encuentro deportivo. Al principio la rechacé, otro ofrecimiento y al fin caí.
Me decía: ¡No!, yo la pruebo pero no voy a caer en el vicio… ¡Mentiras! Fue
como un imán poderoso que me fue atrayendo, atrapando, arrastrando. Como una
telaraña gigante que me iba enredando.
El
otro día hubo mucho revuelo en el colegio porque expulsaron a tres compañeros
que estaban vendiendo y consumiendo drogas,
entonces me decía ¡Nooo!, eso no es conmigo. Luego se fue una niña que yo
admiraba mucho, toda ella linda, inteligentísima, rubiecita con esos ojos
claros parecía una Barbie. ¡Increíble! Alguien le vendió droga, consumió y
enfermó, sus padres enojados y angustiados decidieron llevársela a otra parte.
Y
así, poco a poco, vi compañeros que en otros años, se destacaron por su “pilera”,
su espíritu deportivo… se tuvieron que ir, en medio del pesar de sus maestros y
coordinadores; la sorpresa para sus compañeros y el inmenso dolor de sus padres
quienes son los últimos en enterarse la mayoría de las veces.
Mis
padres y amigos me decían que dejara de consumir porque me iba a ir muy mal y
como siempre, nunca les hacía caso. Hace
dos días consumí más de una pastilla; solo para salir de la “depre”. Me comenzó
a doler la cabeza y me desmayé. Recuerdo que al día siguiente amanecí acostado
en la cama de un hospital viendo a mis padres que estaban a un lado de la cama
llorando sin parar, y yo sin poder moverme y decirles que yo iba a estar bien.
Hoy
estoy muy triste porque mis padres y mis amigos ya no me hacen caso; yo les
hablo fuerte, e incluso grito para que me pongan atención, pero ellos no me
escuchan.
Creo
que yo ya estoy muerto por el simple hecho de que no me hablan; juraría que no
me ven. En la tarde, vi a mis padres llorar como nunca habían llorado, preguntándose,
¿por qué su hijo tuvo que morir? ¿En qué fallaron? ¿Qué pudieron haber hecho?
Sí
yo tan solo hubiera hecho caso, nada de esto hubiera pasado. Pero yo siempre
decía: UNA PASTILLA MÁS, y ya no vuelvo
a consumir, jamás cumplí. Seguía dándome en la cabeza.
¡Qué
pena tan grande! ¡Cuánto dolor! Así que amigo, amiga, amiguitos, sí te ofrecen “droga,
vicio, happy cripy, dí NO GRACIAS PREFIERO VIVIR”.
Sí
te has iniciado en ese camino sin regreso, lucha, trata de salir de ese mundo,
antes de que te pase lo mismo y sea demasiado tarde. “la vida es bella”. Yo la
desprecié, ¡pailas!
Fuente:
Internet
Adaptación:
Ana Caris Sierra
Docente
Actividad
Para resolver en el cuaderno
1. Primero que
todo, comenta el texto que acabas de leer.
2. En la calle
frecuentemente vemos personas indigentes, que llegaron allí por causa de las
drogas. Describe una de esas personas
3. ¿Qué piensa
la gente acerca de esas personas? ¿cómo los tratan?
4. ¿qué opinas
de lo que le sucedió al joven del relato?
5. Escribe 3 o
más razones por las que los niños y las niñas, os jóvenes y las chicas deben
rechazar la invitación a consumir drogas.